Es muy frecuente, mucho más de lo que es deseable, leer e incluso oír el vocablo “Caldo” en referencia al vino, algo que personalmente considero un gran error y que generalmente refleja un desconocimiento, o lo que es peor aún, una falta de respeto hacia lo que el vino es y representa.
Este comentario viene a cuento por la cada vez más abundante aparición de la palabra “Caldo” en artículos y entrevistas a personajes del vino, donde por lo general un corrector de textos utiliza caldo como sinónimo de vino, sin darse cuenta que el resultado suele ser un texto que habla de vinos y esta plagado de referencias a los caldos.
La confusión viene de lejos, e incluso la definición de una y otra palabra por la RAE ayuda bastante a ello. El proceso fermentativo que sufre el mosto para transformarse en vino es un proceso exotérmico que va acompañado de una formación de anhídrido carbónico, el cual al desprenderse borbotea, y de ahí que popularmente este proceso sea conocido como “cocer o hervir” y por lo tanto el resultado sea un caldo.
Son ya muchos años de formación de enólogos, sumilleres, etc., como para empezar a respetar su trabajo, ese de elaborar vinos equilibrados que reflejen la expresividad de un varietal o un terruño determinado, y tomárnoslo a una temperatura adecuada y en una buena copa, que realce sus virtudes y nos hagan disfrutar del momento de bebernos el vino, y no desgraciar un buen vino de 14-15%Vol, servido a 24-26ºC en el que lo único que destaca es su calidez y agresividad. Ya solo nos falta que nos lo sirvan en plato o tazón y con cuchara. Yo conozco el Caldo Starlux, Gallina Blanca, etc..
Empecemos a llamar a cada cosa por su nombre: al caldo, caldo y al vino… pues eso vino.
La confusión viene de lejos, e incluso la definición de una y otra palabra por la RAE ayuda bastante a ello. El proceso fermentativo que sufre el mosto para transformarse en vino es un proceso exotérmico que va acompañado de una formación de anhídrido carbónico, el cual al desprenderse borbotea, y de ahí que popularmente este proceso sea conocido como “cocer o hervir” y por lo tanto el resultado sea un caldo.
Son ya muchos años de formación de enólogos, sumilleres, etc., como para empezar a respetar su trabajo, ese de elaborar vinos equilibrados que reflejen la expresividad de un varietal o un terruño determinado, y tomárnoslo a una temperatura adecuada y en una buena copa, que realce sus virtudes y nos hagan disfrutar del momento de bebernos el vino, y no desgraciar un buen vino de 14-15%Vol, servido a 24-26ºC en el que lo único que destaca es su calidez y agresividad. Ya solo nos falta que nos lo sirvan en plato o tazón y con cuchara. Yo conozco el Caldo Starlux, Gallina Blanca, etc..
Empecemos a llamar a cada cosa por su nombre: al caldo, caldo y al vino… pues eso vino.
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