domingo, 17 de marzo de 2013

LAS SUGERENCIAS DE QUINO

La economía de Aranda del Duero ha girado históricamente, en torno a la vid y al vino. El viñedo dominaba el paisaje alomado de la campiña ribereña y sus caldos eran transportados por afanosos arrieros en carros repletos de pellejos de cuero.
La necesidad de almacenar y mejorar toda esta enorme cantidad de cántaras de mosto obligo a los arandinos de otras épocas a construir intricados túneles que atravesaban la ciudad por debajo de sus casas. Una inabarcable red de bodegas medievales que forman una especie de laberíntica tela de araña de varios kilómetros de longitud, parcialmente visitable hoy en día.


Los vinos de la comarca acogidos a la D.O. Ribera del Duero, han alcanzado durante los últimos años una calidad excepcional y un reconocimiento internacional incuestionable. Un éxito basado en la adaptación de la variedad "tinta del país" al territorio y en la sutileza de aromas de un vino admirable para el envejecimiento.

En su gastronomía su emblema es el lechazo y tiene dos características: calidad y buen precio. El lechazo tiene que ser pequeño, blanco de carne y de raza churra. Unas condiciones que se dan sólo en lugares en donde abundan los pastos frescos y jugosos.

Cocinado en hornos de barro a la vieja usanza, el lechazo se va asando poco a poco de modo que el fuego "lama" un poco la carne.

Una vez esté asado, se hacen cuatro cuartos y se sirve junto a la "torta de aceite" un pan sabroso y sin miga, la ensalada típica de la huerta y un excelente vino del país.

Los tradicionales figones de Aranda son el emblema de la ciudad, pero tampoco debe olvidar un comensal exigente otras alternativas como los escabechados de caza, las "chuletillas" de cordero el "congrio a la arandina", las morcillas de arroz, platos todos ellos que convierten a la ciudad en paraíso del "gourmet"

En junio se celebran las jornadas del lechazo que ya van por su décima edición, las fechas son del 5 al 27 donde se aglomera un público, para un mayor consumo de este magnifico producto. Si os acercáis a este encuentro gastronómico lo vais a disfrutar así como las excelencias turísticas de esta ciudad. Visita obligada es la iglesia Santa María La real, sin contar sus innumerables museos. Por su legado histórico, Aranda es una de esas ciudades que no conocerla, es un solemne pecado.

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