El viaje a Santo Domingo de la Calzada, municipio de La Rioja, situado a orillas del rio Oja, nos traslada a la edad media. Su nombre procede de su fundador Domingo Garcia, que creó un puente, un hospital y albergue para facilitar el peregrinaje del Camino de Santiago a su paso por la localidad. Ubicado junto a la catedral en pleno corazón de la ciudad, en la Plaza del Santo, se encuentra el Antiguo Hospital de la Ruta Jacobea, convertido en El Parador Santo Domingo de la Calzada, edificio del siglo XII. Para acceder al mismo con vehículo, se hace a través de la Calle Mayor, encontrándonos con unos bolardos que nos impiden el paso.
Para acceder, acercamos nuestro coche a los mismos y entonces nos invitan a pasar. Nos adentramos por una sinuosa calle que nos lleva a la Plaza donde nos encontramos con un edificio de estilo regio y elegante. Nada nos prepara para la majestuosidad que nos encontramos dentro. El vestíbulo nos deja con la boca abierta, repleto de arcos góticos y artesonados de madera. De nobles materiales y colores vistosos, dan paso a unas habitaciones confortables, decoradas con un gusto exquisito; algunas de ellas con camas con semidosel. Nos envuelve el cálido entorno, armonioso y equilibrado, adecuado también con salones para actos y reuniones sociales.
Dispone de parking para clientes.
Es famoso el milagro de la gallina, que cantó después de asada, en recuerdo del cual en la catedral hay siempre un gallo y una gallina viva: Cuenta la tradición que, entre los muchos peregrinos compostelanos que hacen alto en Santo Domingo de la Calzada para venerar las reliquias de Santo Domingo de la Calzada, llegó un matrimonio con su hijo de dieciocho años, procedente del Arzobispado de Colonia. La chica del mesón donde se hospedaron, se enamoró del joven pero, ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse. Metió una copa de plata en el equipaje del joven y cuando los peregrinos siguieron su camino, la muchacha denunció el robo al corregidor. Las Leyes de entonces castigaron con pena de muerte el delito de hurto y una vez prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado. Al salir sus padres camino de Santiago de Compostela fueron a ver a su hijo horcado y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba, escucharon la voz del hijo que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada le había conservado la vida. Fueron inmediatamente a casa del Corregidor de la Ciudad y le contaron el prodigio. Incrédulo el Corregidor les contestó que “su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina asados que él se disponía a comer”. En ese preciso instante el gallo y la gallina saltando del plato se pusieron a cantar. Y desde entonces se dicen los famosos versos: “SANTO DOMINGO DE LA CALZADA, QUE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA".
En recuerdo de este suceso se mantienen en la Catedral un gallo y una gallina vivos y siempre de color blanco. Proceden de donaciones y se realiza el cambio de las parejas cada mes. Frente a esta hornacina, debajo de la ventana de la Catedral,
se conserva un trozo de madera de la horca del peregrino. En 1973 su casco antiguo fue declarado Conjunto de Interés Histórico Artístico.
La experiencia de comer en el Parador es adentrarse en un mundo de sabores que en el presente rememoran el pasado y nos conducen hacia el futuro. Es concebir la gastronomía como una experiencia para los sentidos. El ayer y el hoy de la restauración española se funden en un mismo lugar: la mesa de Paradores.
Por: Julián Carazo
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